NOTAS DEL CAMINO
El Objetivo De La Transformación

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Definiendo el Desarrollo Transformador Integral

Las definiciones de transformación están estrechamente ligadas a nuestra cosmovisión

Los profesionales y teóricos del desarrollo coinciden en que, durante los últimos 75 años, no se ha logrado establecer una definición única y consensuada de desarrollo. ¿Cuál es el objetivo del desarrollo? ¿Qué significa tener éxito? ¿Qué es la transformación? ¿Y cómo se mide?

Definir el “éxito” en la reducción de la pobreza y el cambio transformador, al igual que definir la pobreza misma, está estrechamente ligado a nuestra cosmovisión. Por ejemplo, si vemos la raíz de la pobreza en sistemas injustos o gobiernos ineficaces, entonces las herramientas para lograr la transformación son la organización comunitaria, la incidencia pública, la movilización social y la acción política. Desde esta perspectiva, el éxito se mide por la existencia de sistemas y gobiernos que trabajen a favor de los pobres.

Si, por otro lado, creemos que la pobreza es principalmente una falta de conocimiento, entonces nuestro enfoque será educar a las personas empobrecidas para que superen sus déficits de conocimiento y habilidades. En este caso, la transformación se entiende como individuos educados y capacitados que pueden valerse por sí mismos.

Si interpretamos la pobreza como un problema espiritual, entonces nuestro enfoque se centrará en la evangelización, la formación espiritual y el establecimiento de iglesias, midiendo el éxito por el aumento en la asistencia a las iglesias y el crecimiento espiritual. Para algunos, en esta perspectiva, la transformación es un acontecimiento sobrenatural e inesperado de parte de Dios, completamente dependiente del poder del Espíritu Santo, lo que implica que no puede ser programada ni controlada; por lo tanto, todo comienza y termina en la oración.

Si consideramos que la pobreza persiste debido a deficiencias tecnológicas, buscaremos soluciones a través de la razón humana y el desarrollo tecnológico para superar los obstáculos humanitarios. En este enfoque, el objetivo de la transformación es un mayor grado de modernización en la sociedad. Si, en cambio, entendemos la pobreza como una falta de recursos materiales, entonces enfocaremos nuestros esfuerzos en fomentar el trabajo arduo, el desarrollo económico y la creación de un entorno de libre mercado. Desde esta perspectiva, el éxito en la transformación se mide por el crecimiento económico y el aumento de los ingresos.1 

El Objetivo de la Transformación Integral

Cada una de estas perspectivas contiene elementos de verdad, pero también son incompletas. El problema surge cuando se busca una transformación selectiva, impulsada por métodos limitados, lo que termina generando un enfoque fragmentado y domesticado de la transformación. Esto puede causar más daño que beneficio a largo plazo, debido a consecuencias no previstas.

Definir con claridad la pobreza urbana ayuda a identificar las causas profundas de la pobreza, la violencia y la injusticia (ver The Camino Briefings #2). También sienta las bases para definir mejor lo que significa el “éxito” en los esfuerzos transformadores. Desde la perspectiva de Camino Alliance, nuestro objetivo no es convertir a los pobres materialmente en ciudadanos de clase media o alta, ni promover una versión del “sueño americano”.

2En cambio, hemos adoptado el término desarrollo transformador integral para describir lo que buscamos promover en las ciudades frágiles donde trabajamos. Para nosotros, el objetivo del desarrollo transformador integral incluye:

  • Restaurar a las personas para que vivan plenamente su humanidad como portadoras de la imagen de Dios — en lo material, físico, social, mental, espiritual y emocional3—, ayudándoles a recuperar su identidad en Cristo y su vocación como administradores de la creación de Dios.  
  • Promover relaciones reconciliadas, justas y de confianza entre las personas, de modo que puedan disfrutar de una vida plena en armonía con Dios, consigo mismas, con los demás, con el entorno y con los sistemas; al mismo tiempo, fomentar paradigmas culturales que incluyan a las personas urbanas en situación de pobreza.  
  • Formar comunidades con una visión compartidasentido de pertenencia y responsabilidad para mejorar su propia salud y bienestar, así como el de los demás, guiadas por un liderazgo visionario y servicial, y fortalecidas con recursos, habilidades y conocimientos necesarios para avanzar hacia sus objetivos, mientras se involucran en una reflexión continua para ser cada vez más eficaces.4 
  • Crear nuevas instituciones y restaurar los sistemas existentes, de modo que promuevan y celebren la vida en todas sus formas, comprendiendo que los sistemas e instituciones actuales solo pueden ser desafiados eficazmente por alternativas que también estén institucionalizadas, ya sea dentro de las estructuras existentes o a través de nuevas formas organizativas.  
  • Buscar a Dios en todo lo que somos y hacemos, para que Su reino y Su gloria —carácter, justicia, belleza, amor y shalom— se hagan cada vez más presentes en la tierra como en el cielo. Esto implica promover el florecimiento humano, embellecer los espacios, considerar el impacto ecológico, establecer estructuras justas y fomentar creencias culturales que generen vida.  

Definiendo el Desarrollo Transformador Integral

Enumerar estos objetivos muestra lo desafiante que es definir el término “desarrollo transformador integral”, ya que está cargado de valores, lo que dificulta transmitir un significado preciso. Sin embargo, el siguiente intento busca aproximarse a lo que queremos expresar con este término.  

Utilizamos el término integral porque entendemos a las personas como seres completos. Cada individuo es inherentemente un ser económico, político, social y espiritual al mismo tiempo. Por lo tanto, la pobreza humana es multidimensional y debe ser abordada de múltiples maneras. No es suficiente dejar el cuerpo en manos del médico, la mente en manos del psicólogo, el alma en manos de la iglesia y los aspectos socioeconómicos en manos de los científicos sociales y políticos. Para alcanzar la plenitud, se requieren enfoques integrados y multidisciplinarios. De hecho, solo trabajando por la restauración de las personas, las relaciones y los sistemas podemos experimentar una vida abundante y superar la pobreza de forma sostenible.  

Usamos el término transformador porque es necesario que ocurra un cambio real si queremos aliviar la pobreza: un cambio sostenible a nivel personal, relacional, cultural y sistémico. Las personas necesitan cambiar, las relaciones necesitan cambiar, las culturas necesitan cambiar y los sistemas necesitan cambiar. Cualquier cosa menos que eso se quedará corta ante lo que significa realmente una *transformación*. No es suficiente promover el crecimiento económico y agregar algunos mecanismos de protección social, esperando que eso logre satisfacer las demandas del cambio transformador. La transformación sostenible solo ocurrirá cuando las personas rechacen la red de mentiras arraigadas en cosmovisiones y creencias culturales desalentadoras. Solo ocurrirá cuando las personas recuperen su verdadera identidad y vocación. Solo ocurrirá cuando las relaciones entre los pobres y entre los pobres y no pobres sean reconciliadas, y tanto los pobres como los no pobres puedan experimentar una vida plena —material, física, social, mental, espiritual y emocionalmente. Solo ocurrirá cuando personas de diferentes sectores de la sociedad se sienten juntas para imaginar y propagar una cultura alternativa que incluya a los pobres urbanos. Solo ocurrirá cuando los sistemas económicos, políticos y religiosos promuevan el bienestar de todos, no solo de unos pocos privilegiados.  

Utilizamos el término desarrollo porque entendemos que la “transformación integral” es un proceso cuyo objetivo nunca alcanzaremos por completo. Es un trabajo arduo. Aunque es posible lograr un cambio notable para bien, la transformación integral no tiene fin. Siempre habrá más por hacer. Dado que el proceso es tan importante como el resultado, el camino transformador consiste en encontrar y disfrutar la vida. No se trata solo de alcanzar metas, aunque estas también sean importantes. Sin alegría, nuestro esfuerzo por restaurar a las personas, las relaciones y los sistemas rápidamente se vuelve agotador y desalentador. 

Además, el “proceso de desarrollo” que conduce a la “transformación integral” es fundamental. En última instancia, la transformación tiene que ver con las personas y su entorno. Si no incluimos intencionalmente a las personas en su propio “proceso de cambio transformador”, limitamos la profundidad y el crecimiento de la transformación integral.  

En resumen, reconocemos que, en el mejor de los casos, un proceso de desarrollo transformador integral de diez años traerá resultados limitados a una ciudad frágil, ninguno de los cuales será sostenible a largo plazo a menos que se tomen decisiones fundamentales sobre redirigir la narrativa de la comunidad y los paradigmas culturales dominantes que la guían. Imaginar un futuro humano mejor es un trabajo arduo tanto para los pobres como para los no pobres. Lograr que los pobres crean en la posibilidad de un futuro mejor es una de las fronteras más desafiantes de la transformación.5 Pero lograr que los no pobres participen activamente en esta tarea es una frontera de transformación aún mayor. No obstante, esto es precisamente lo que significa el *desarrollo transformador integral*: cambios visibles y positivos que afectan las circunstancias de los individuos, las comunidades, los sistemas e incluso las culturas.

Conclusión – El papel de Dios y de los seres humanos en la transformación integral

Al reflexionar sobre la labor de cambio transformador, debemos afirmar tanto el papel de Dios como el de los seres humanos: “Un proceso cristiano de cambio debe comenzar con el reconocimiento de que, en el nivel más fundamental, la transformación ocurre porque Dios lo desea y lo hace posible. En última instancia, cualquier transformación, justicia o paz se realizará porque Dios así lo ha determinado. No somos los autores del cambio, ni los actores principales. Es la acción de Dios, quien trabaja incansablemente en toda la creación y en los corazones y mentes de todas las personas, reconozcan o no a Dios, guiando la historia con gracia hacia su verdadero propósito. Dicho esto, también debemos reconocer que el cambio ocurre porque los seres humanos se comprometen con el proces Dicho esto, debemos reconocer que el cambio ocurre porque los seres humanos se comprometen con el proceso e invierten en él sus dones y recursos. Dios nos ha dado un margen real de elección en todos los aspectos de nuestra vida. Las personas deben elegir buscar la transformación e invertir en hacerla realidad.”6 

Entonces, aunque Dios desea la transformación más que nosotros mismos, Él no impondrá un cambio integral a personas que solo están interesadas en una transformación parcial. Dios respeta el libre albedrío humano y desea que las personas participen voluntariamente en el proceso de cambio. En este sentido, cuando un mayor número de personas busca sinceramente a Dios a través de la oración y la acción práctica, alineando sus vidas con Su voluntad y propósito, Dios puede actuar de manera más efectiva para generar una transformación profunda y duradera en individuos, comunidades y ciudades. El compromiso colectivo y la participación activa de las personas crean un entorno donde el poder transformador de Dios puede manifestarse con mayor plenitud, generando un cambio integral que abarque todos los aspectos de la vida.  

Notas Finales


  1. Steve Corbett & Brian Fikkert, When Helping Hurts, 143 ↩︎
  2. Steve Corbett & Brian Fikkert, When Helping Hurts, 78 ↩︎
  3. Ser restaurados a la imagen de Dios es una visión de transformación que está igualmente interesada en el ser como en el tener; conocer quiénes somos realmente y seguir nuestra verdadera vocación es la clave para una vida más plena.
    ↩︎
  4. Basado en las dimensiones de transformación de CRWRC. ↩︎
  5. Steve Corbett & Brian Fikkert, When Helping Hurts ↩︎
  6. Bryant Myers, Walking with the Poor, 121 ↩︎